Recordando la Insurrección de 1950 en Jayuya

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01 noviembre, 2019 Por Néstor Ruiz

 

Tuve la oportunidad de asistir a Jayuya a la conmemoración de la Insurrección de 1950. Para mí el 30 de octubre es una fecha de tal importancia que era un sueño realizado el poder asistir. Iba lleno de expectativas. Todo comenzó muy bien y el amigo Carlos Nagovitch nos recibió al pie de una guagua lista para partir, donde nos acomodamos 12 personas, emprendiendo un viaje, de muy buen espíritu y sin que nadie lo expresara verbalmente, de gran significado para todos, especialmente para los primerizos.

Todo trascurrió en agradable camaradería, y sin darnos cuenta llegamos a Jayuya y minutos después al barrio Coabey, donde se encuentra la casa de Blanca Canales, quien desempeñó un importante papel en el Grito de Jayuya o Insurrección de 1950, como se ha denominado al conjunto de eventos planificados y ejecutados en dicho día en Jayuya, Peñuelas, Ponce, Mayagüez, Arecibo, San Juan, Santurce Utuado y Naranjito. Hay que recordar que dos día más tarde en Nueva York explotaron dos bombas y fue atacada la Casa Blair en Washington, DC, residencia temporera del presidente Truman.

Este primer encuentro fue frío, a pesar de que el lugar es majestuoso y la vista impresionante, el recibimiento reflejó desorganización, y sobre todo en mi, una gran desilusión, ante las pocas personas presentes, cuando esperaba que tuviéramos que hacernos espacio a empujones. Volviendo a la realidad, luego de realizadas la actividades biológicas de rigor, nos integramos a las actividades.

Se procedió a izar la bandera y cantamos el himno revolucionario. Se comenzó a la caminata programada, replicando la realizada por doña Blanca Canales y los otros Nacionalistas que le acompañaron en su camino al pueblo. Lo más impresionante fue que Don Heriberto Marín Torres, de 90 años y que participó en la Insurrección, nos acompañaría en la caminata y sería nuestro guía de excepción. Eran casi 5 kilómetros a caminar y la primera mitad era una impresionante cuesta, a la que había que decirle usted y tenga, pero ante la presencia de Don Heriberto, nadie se "rajó" y disimulando la falta de entrenamiento y con mucho esfuerzo la subimos. ( Representó el Monte Everest para muchos ). Según caminamos Don Heriberto nos dio a conocer hechos y lugares, puntos de importancia, que la hicieron más interesante. Llegamos al pueblo y tuvimos la parada más importante de todas, donde Doña Blanca Canales izó nuestra bandera y proclamó La República de Puerto Rico. Entiendo que siendo el punto culminante de la caminata, ameritaba mayor prominencia. En realidad creo que la vivencia de mayor trascendencia de la actividad lo fue el encuentro de Don Heriberto con los estudiantes de la escuela pública, en donde en breves palabras les habló de la historia y les señaló como la bandera Puertorriqueña estuvo prohibida, conllevando cárcel el portarla. Ya en la plaza, parte de los presentes participaron en una misa ofrecida en la iglesia católica del Pueblo.

Después de medio día comenzaron las actividades protocolares programadas consistentes en expresiones relacionadas con el evento. La reflexión principal estuvo a cargo de María de Lourdes Santiago, quien habló sobre Lolita Lebrón, de quién se conmemora su centenario. Finalizados los mensajes , terminó la actividad con la interpretación del Himno Revolucionario.

Hay varios puntos que he dejado para comentar para el final, ya que no son parte en sí de la conmemoración y sí de mi apreciación personal de la misma. Les mencioné al comenzar la desilusión recibida al llegar y encontrarme con una asistencia tan reducida. Esperaba que ésto fuera cambiando según caminábamos al pueblo,pero fue igual o peor, con la única excepción de la llegada de un grupo de Peñuelas, lo que momentáneamente constituyó una fiesta. No había gente en el camino que animará a los participantes o mejor aún que se nos unieran. Lo más doloroso fue no ver niños o jóvenes participando. La apatía era total y en el pueblo fue peor aún. Nadie para recibir a los caminantes con algarabía y compartir su llegada. El ambiente en el pueblo no reflejaba en forma alguna la conmemoración que se celebraba ni su importancia. La participación de Jayuya en la Insurrección fue de vital y sus Revolucionarios deben ser reconocidos y recordados como héroes de la Patria.

Nos corresponde a todos mantener vivo este recuerdo y transmitir el conocimiento sobre estos hechos a la presente generación y a las futuras. Tenemos que enfatizar y resaltar que se trata de un hecho que es posiblemente el acto de rebelión nuestro más importante del siglo 20. Ofrescámosle a los organizadores de este evento todo nuestro apoyo y respaldo en la planificación del próximo año y de todos los siguientes.

¡Viva Puerto Rico Libre!

Fe de erratas:

Gracias a la aportación del Sr. Torresola, quiero corregir los siguientes puntos de mi escrito :

1- Doña Blanca y sus correligionarios no hicieron el camino a pie, fue en auto.

2- La bandera no se izó, ante la ausencia de un asta, fue enarbolada, siendo guarda antes de proseguir adelante.

 

Escrito por

Néstor Ruiz

Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, Ponce J.D. (Juris Doctor) Degree


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