Todavía hay Esperanzas

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17 julio, 2019 Por Salvador Tió

Como probada luchadora, que ha saboreado la victoria de la expulsión de los marines de Vieques, decide sumergirse más en el optimismo que en el sentimiento de frustración. Las posibilidades de transformación de las conciencias pueden comenzar incluso en un terreno en apariencia hostil. De ahí que sostenga que el huracán María representó un despertar para muchos puertorriqueños “que confiaban ciegamente en que EE UU sería el gran héroe al rescate. En su lugar tuvimos la vergonzosa imagen del presidente Trump tirándole papel toalla a los puertorriqueños”.
“Eso ha servido para que nuestra gente entienda que la salvación no va a venir de los EEUU”. Entonces la sociedad borinqueña se activó con iniciativas comunitarias de supervivencia, muchas de las cuales fueron asumidas por mujeres. Esas batalladoras mujeres puertorriqueñas.
Y en ese renacer, el mismo que se observa por estos días en las calles de San Juan, “florecieron en todas partes las banderas puertorriqueñas”, insignia nacional que una vez fue prohibida, enarbolada únicamente por el PIP. De pronto, luego del paso del evento meteorológico, pero fundamentalmente por la inoperancia y la indiferencia criminal de Washington y la Casa Blanca, “nuestra bandera se convirtió en la identificación de la posibilidad de echar pa´lante de un pueblo entero”, recuerda con alegría militante, la comisionada electoral del independentismo.
Aun con todos los obstáculos que interpone el colonialismo y su sistema opresor, que adquiere en la modernidad sutiles formas culturales, la savia nutricia de las masas debe buscarse en la nacionalidad. Y tal como lo considera María de Lourdes, “la identidad y la nacionalidad siguen siendo tan fuertes como el primer día y siguen siendo un instrumento fundamental de resistencia, de lucha”. Ese fue uno de los refugios en los que se apoyó otra gran mujer puertorriqueña: Lolita Lebrón. De su ejemplo bebió la exsenadora por el PIP, quien sostiene que “en el momento en que es más avasallante que nunca la presencia de los Estados Unidos, la respuesta saludable y lógica tiene que ser un nacionalismo intransigente que revitalice las reivindicaciones económicas y sociales de la izquierda”.
Todavía es la colonia más vieja del mundo, con un sui generis (perverso) estatus territorial que pudiera convertirlo en el estado número 51 del imperio. Los peligros son latentes. Esa es una realidad, como lo es también que ningún régimen opresor es inmutable porque los pueblos, a través de la lucha y la inteligente conducción de sus líderes, ganan en sabiduría y conciencia. Es entonces cuando las cosas comienzan a cambiar, con pequeños pasos, incluso para el puertorriqueño.
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PUERTO RICO: Las cosas están cambiando | Revista Bohemia

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Escrito por

Salvador Tió

Puertorriqueño criado en Santurce y desde jovencito firme creyente en la Independencia de Puerto Rico, las libertades civiles y las causas justas.


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